Otro segundo miedo que no tenía Pablo es que no tenía miedo a “la Novedad al Espíritu”. Y esto es muy importante y muy interesante. Vemos en las escrituras que Pablo fue intrépido porque se dejó llevar por el Espíritu Santo y se fue a tierras en las que no había la tradición hebrea y empezó a dialogar con culturas que no eran de tradición judía y abrió la capacidad de seguimiento de Jesús sin pasar por las ataduras de lo judío meramente, cosa que la comunidad primera que estaba liderada por Santiago no hacía.
Santiago seguía manteniendo un poquito el mismo esquema judío, hebreo y demás y aquel que era cristiano seguía cumpliendo con el judaísmo. Sin embargo, Pablo es capaz de decir no, hay que abrirse, no hace falta circuncidarse, no hace falta esto otro, se puede comer de todo… empieza a abrir el espectro, la panorámica y entonces claro, a los de Jerusalén les hace tremolar, trepidar y mandan a Pedro para ver qué pasa ahí.
Y el mismo Pedro se contagia de ese espíritu intrépido de Pablo y es cuando viene aquel sueño precioso, aquella visión del tapiz que baja con los alimentos; “Pedro, mata y come” -una voz desde el cielo- “no, ¿cómo voy a comer?” -Pedro-, “No llames impuro lo que yo he hecho puro” -una voz desde el cielo-. Y hay una conversión otra vez en Pedro. No hay que tener miedo a la novedad del Espíritu, pero, aunque no haya que tener miedo a la novedad del Espíritu, tampoco hay que ser imprudente e infiel a la “fidelidad”, a la esencia de nuestra Iglesia. Es decir, que porque yo sea abierto a la novedad no quiere decir que yo falte al respeto, a la fidelidad de la Iglesia. Hay unos principios y una fe compartida que hay que respetar obviamente.
Y por último, el tercer miedo que no tenía Pablo es que no tenía miedo a las consecuencias de ser fiel al anuncio del Evangelio. Y esto también es importante en nuestros días porque muchas veces las consecuencias de ser fiel al Evangelio es que hay gente que empieza a sentirse incómoda contigo, es que te vas a hacer muchas veces más enemigos que amigos porque vas a ser una pieza incómoda si quieres ser fiel al Evangelio. Porque hoy en día no se llevan ciertos valores o ciertos pensamientos. Estos tres miedos –dialogar con el diferente, novedad al Espíritu y consecuencias de ser fiel- que no tiene Pablo, son los que le hace ser un hombre evangelizador intrépido.
Juan Molina, Misionero del Sagrado Corazón
X Jornadas Bíblicas
Miracle Sound Radio